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Haz clic aquí para modifEsta obra encuentra como materia prima los sucesos ocurridos vinculados a la Revolución de Mayo en 1810, en la ciudad de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata, el que hasta ese evento era dependiente del rey de España. A raíz de dichos eventos se produjo la deposición del virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y su reemplazo por la Primera Junta de gobierno. Dicha Junta fue integrada por Cornelio Saavedra, Juan José Castelli, Manuel Belgrano, Miguel de Azcuénaga, Manuel Alberti, Domingo Matheu, Juan Larrea, Juan José Paso, Mariano Moreno. Los eventos de la Revolución de Mayo se sucedieron durante el transcurso de la Semana de Mayo, entre el 18 de mayo, fecha de la confirmación oficial de la caída de la Junta Suprema Central, y el 25 de mayo, fecha de asunción de la Primera Junta.
La Revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte. Aun así, dicha manifestación de lealtad, conocida como la máscara de Fernando VII, es considerada una maniobra política que ocultaba las intenciones independentistas de los revolucionarios.
El origen etimológico del término revolución se encuentra en el latín. Aún más concretamente podemos establecer que reside en la palabra latina revolutum que puede traducirse como “dar vueltas”. La revolución es un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos. Los cambios revolucionarios tienen consecuencias trascendentales y suelen percibirse como súbitos y violentos, ya que se trata de una ruptura del orden establecido. Las revoluciones nacen como consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas.
Tomando en consideración la historia argentina, esa semana de Mayo, la presente instalación propone plantearle al público la posibilidad de transformar el orden establecido, es decir, aquello que en su vida no resulta según sus propias expectativas. Para ello, los invitamos a experimentar un sistema, es decir, a probar un sistema para dar vuelta, para revolucionarnos y modificar aquello con lo que no estamos conformes en nuestra propia vida.
Encontramos que hay disponible múltiples sistemas para lograr confort, comodidad y celeridad y comunicación, olvidando lo realmente importante: nuestros vínculos, sueños y miedos como escenario de las verdaderas pequeñas revoluciones.
La Revolución de Mayo inició el proceso de surgimiento del Estado Argentino sin proclamación de la independencia formal, ya que la Primera Junta no reconocía la autoridad del Consejo de Regencia de España e Indias, pero aún gobernaba nominalmente en nombre del rey de España Fernando VII, quien había sido depuesto por las Abdicaciones de Bayona y su lugar ocupado por el francés José Bonaparte. Aun así, dicha manifestación de lealtad, conocida como la máscara de Fernando VII, es considerada una maniobra política que ocultaba las intenciones independentistas de los revolucionarios.
El origen etimológico del término revolución se encuentra en el latín. Aún más concretamente podemos establecer que reside en la palabra latina revolutum que puede traducirse como “dar vueltas”. La revolución es un cambio o transformación radical respecto al pasado inmediato, que se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos. Los cambios revolucionarios tienen consecuencias trascendentales y suelen percibirse como súbitos y violentos, ya que se trata de una ruptura del orden establecido. Las revoluciones nacen como consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas.
Tomando en consideración la historia argentina, esa semana de Mayo, la presente instalación propone plantearle al público la posibilidad de transformar el orden establecido, es decir, aquello que en su vida no resulta según sus propias expectativas. Para ello, los invitamos a experimentar un sistema, es decir, a probar un sistema para dar vuelta, para revolucionarnos y modificar aquello con lo que no estamos conformes en nuestra propia vida.
Encontramos que hay disponible múltiples sistemas para lograr confort, comodidad y celeridad y comunicación, olvidando lo realmente importante: nuestros vínculos, sueños y miedos como escenario de las verdaderas pequeñas revoluciones.